Edit: Si tienes preguntas sobre cuál es la situación de la mujer en Turquía, si trabajan y demás, entonces tu post es este.
Acabo de dar un repaso a las novedades en mi Google Reader y me ha llamado la atención la siente frase en uno de los artículo de Eurasia.org:
¿Qué tienen Turquía, Arabia Saudí y Chad en común? Bueno, al menos en términos de igualdad de género, que todos ellos están situados en los diez últimos puestos en un nuevo informe sobre la desigualdad de género en 134 países del mundo.
Parece que el Foro Económico Mundial ha elaborado un nuevo informe anual (podéis leer el estudio aquí) , y Turquía ha resultado estar situada en el puesto 126 de 134, aunque se observa una mejoría ya que el año pasado acabó en el puesto 129. Es sintomático de una mejora general pero que está siendo muy lenta por múltiples razones.
La situación de la mujer en Turquía es muy complicada, y hay una desigualdad evidente que está relacionada con temas tan complejos en sí mismos como el patriarcado (en mi opinión, el principal), la pertenencia a minorías lingüísticas/religiosas, el nivel educativo, la edad de matrimonio, si van veladas o no, entre otros muchos. Precisamente sobre estos temas me gusta el enfoque que adopta un blog que ya he recomendado anteriormente, kamilpasha.com, de Jenny White, y cuya última entrada pone el dedo en la llaga en un tema muy controvertido: las mujeres que llevan velo y con educación universitaria, y su imposibilidad para encontrar un puesto de trabajo.
En su trabajo «Islamist mobilization in Turkey«, la Prof. White aborda la cuestión desde una perspectiva de género muy interesante. Primero trata de distinguir entre las mujeres veladas y las que no, y los niveles educativos, además de hacer un fantástico análisis de por qué el mensaje republicano de «quitarse el velo» que se trató de transmitir a través de las casas del pueblo fracasó. Por ello, recomiendo su lectura a cualquiera interesado en el tema de la mujer en Turquía.
En dicho libro, está muy bien tratado el cómo chicas con velo muchas veces tienen que dejar de estudiar por presión social, y no son bienvenidas en muchas empresas que no desean dar ese tipo de imagen – es decir, que aunque la sociedad en sí misma es mayoritariamente conservadora, la imagen del éxito sigue siendo una mujer con el pelo suelto. A esta discriminación en el mercado laboral, existe una discriminación a nivel educativo (no se permite la entrada a chicas con velo al colegio, y sólo recientemente parece ser que se admiten a chicas que lo lleven en la universidad), y otra a nivel social en la que los estereotipos y la sociedad patriarcal no las permiten integrarse plenamente.
De esta forma, encuentro que las políticas radicales por parte de los partidos republicanos que pretendían liberar a las mujeres han sido contraproducentes ya que la presión para descubrir a las chicas no ha sido conducida de una forma que no supusiera un choque brutal con los valores tradicionales; sin embargo, el AKP que podría hacer que la situación avanzase hacia un modelo de igualdad mayor trabajando desde «dentro», tampoco tiene una propuesta mejor, sino que relega a las mujeres a su papel tradicional sin plantear en general grandes cambios, algo que a la larga puede hacer que pierda el apoyo de este segmento de la sociedad. Y esto lo apunta Peres en su trabajo (el enlace al ensayo, en inglés, lo encontraréis al final de esta entrada): las mujeres al final encontrarán que la única forma de hacerse más presentes en la sociedad será crear plataforma políticas exclusivas desde las que luchar por sus derechos.
En este sentido, es muy interesante la última entrada del blog de Jenny White y que traduzco a continuación:
En la práctica, parece posible que las mujeres que llevan el velo vayan a la universidad. Richard Peres, un experto en discriminación legal que vive en Estambul, escribe este ensayo sobre los problemas a los que se enfrentan estas mujeres en Turquía DESPUÉS de graduarse. ¿Dónde trabajará? ¿Qué pueden hacer con su título? Discute la discriminación que sufren las mujeres en general en el trabajo, y en concreto las mujeres veladas.
Menciona a Fatma Benli, una abogada y directora de una ONG de mujeres que yo también conozco, y a la que no se le permite entrar en el juzgado debido a que lleva un hiyab. Siempre tiene que mandar a un representante para defender sus causas. Me dijo, en 2008, que estaba invitada a dar una charla en una universidad sobre los problemas de las mujeres, pero fue rechazada cuando al llegar se dieron cuenta de que llevaba el velo. Sus partidarios protestaron y se la permitió entrar y hablar, pero fue un ejemplo de los prejuicios contra las mujeres con educación que usan el velo. Hace un par de años, una mujer con velo se quejaba de que incluso los negocios más píos ponían a mujeres sin velo de cara al público y a las que lo llevaban al fondo de la oficina donde nadie las vería. Y la historia de Peres sobre una amiga muy cualificada que se da cuenta de que las ofertas de trabajo desaparecen misteriosamente cuando su posible empleador se entera de que lleva el hiyab me es muy familiar. Conozco a algunas mujeres que han pasado por esta experiencia. Una vez conozcí a una mujer joven y bien formada que buscaba un puesto de aprendiz. Comunicó sus credenciales por teléfono y el empleador parecía muy interesado. Organizaron un encuentro. En el último momento, la mujer le dijo: «Debo de decirte que llevo el velo». La respuesta fue la suguiente: «Entonces olvídalo. No te molestes en venir.» Se sintió muy frustada. «Sólo quiero un poco de respeto», se lamentó. «Les digo que uso el hiyab por teléfono para ahorrarme el viaje, ya que es mejor que irme hasta allí para que cuando me vean, me digan que no hay trabajo».
Peres escribe sobre la larga y violenta lucha por los derechos civiles en los EEUU y arguye que la clave de su éxito fue su aplicación. Cuando las leyes daban derechos sólo sobre el papel, pero no había estatutos que hicieran específicamente ilegal la discriminación, y cuando estas leyes no eran aplicadas, la discriminación continuada. Sólo gracias a las leyes que fueron aplicadas es posible que cualquiera presente una demanda de discriminación basada en la raza, la religión, el género, el origen nacional, la preferencias sexual y otros atributos.
(…) El ensayo de Peres puede leerse aquí (en inglés)