Os dejo con un bonito vídeo sobre la exposición de ephemeras sefardíes que tuvo lugar en la biblioteca Tomás Navarro Tomás, y en el que se nos enseña un poco más sobre la cultura sefardí de época otomana. El vídeo se publicó en YouTube el año pasado, pero merece la pena rescatarlo.
Por cierto que no os perdáis en Madrid la exposición de 150 años de prensa en ladino, más información aquí.
No me gusta mezclar temas polémicos con este blog, pero sí me gustan las historias humanas que nos invitan a la reflexión. He pensado mucho antes de traducir y publicar en esta bitácora el presente artículo de Ziya Meral que pide que nos acordemos de que a pesar de todos los horrores que se vivieron en 1915 (la guerra en general, y la masacre/genocidio/llámalo-x armenio y otros enfrentamientos étnico-religiosos en particular) siempre quedan todas las historias medio olvidadas que nadie cuenta de la gente buena que tomó la decisión personal de hacer lo que debía aunque las circunstancias no fueran favorables.
El que comparta este artículo no significa que suscriba todo lo dicho por su autor, pero creo que plantea una cuestión importante: el diálogo directo entre los pueblos implicados partiendo de una postura moderada que facilite el entendimiento, algo que considero fundamental y crucial no sólo en este tema sino en muchos otros de índole histórica y conflicto no resuelto.
Como sé que este tema es potencialmente controvertido, recuerdo a todos los lectores que la sección de comentarios está moderada y que si bien la discusión es siempre bienvenida, no se permitirá ningún tipo de escrito racista o insultante.
Honrando la memoria de los Schindlers Turcos, por Ziya Meral.
Artículo original publicado por el Huffington Post aquí.
En prácticamente cada monumento conmemorativo dedicado a las víctimas del Holocausto uno se encuentra con secciones honrando la memoria de los no judíos que salvaron a judíos del exterminio nazi. Se les hace referencia como «Los justos de entre las naciones» o «gentiles justos». La película La lista de Schindler narra una de estas historias. Un nuevo libro, La sombra del león, trata la historia de otro gentil justo, Abdol-Hossein Sardarí, un diplomático musulmán iraní que salvó a miles de judíos de una muerte segura.
Honrando el heroísmo de los no-judíos universaliza la memoria del Holocausto y asegura que no veamos los horribles sucesos de la IGM sólo como un episodio de malvados alemanes matando judíos. Nos ayuda a ubicarlo dentro de su contexto histórico y extraer una lección para el futuro; lecciones de cómo un continente puede dejarse llevar y conducir a millones de personas a la muerte, y cómo incluso en los escenarios más coercitivos, nosotros, los seres humanos, podemos elevarnos a un nivel moral ciertamente superior.
Desgraciadamente, no he visto ninguna sección honrando a los turcos que arriesgaron su vida para salvar a sus amigos y vecinos armenios en ninguno de los monumentos conmemorativos armenios que he visto. No obstante, sí había secciones honrando la memoria de no-armenios que habían ayudado a la causa armenia sacando a la palestra el asunto de las masacres de 1915. Sólo un puñado de historiadores armenios los mencionan (a los turcos que ayudaron desinteresadamente a armenios), y casi siempre de pasada. Aún así, podemos ver la huella de sus acciones en casi todas las biografías escritas por supervivientes de estas masacres .
Cada vez que saco el tema delante de activistas y académicos armenios recibo principalmente dos tipos respuesta. La más común es la relativización: bueno, sí, hubo algunos pocos turcos que ayudaron a los armenios, pero la mayoría lo hicieron para ganar dinero o para adoptar a los niños y tener así mano de obra barata. Por lo tanto, sus actos o su presencia en la compleja red de la historia se sitúa en la categoría clara y cristalina del turco como el eterno agresor.
La otra más común es la negación; mientras los turcos se nieguen a reconocer lo ocurrido en 1915 como un genocidio, nadie debería de pedir a los armenios que honrasen o cantasen alabanzas a los turcos; hacerlo sería estar glorificando a los turcos y victimizando a los armenios aún más. Por desgracia, esa misma negativa a romper el estereotipo del malvado turco que vemos en la relativización también interpreta un papel en la negación, si bien es cierto que en un discurso cubierto por una capa de moralidad.
Ambas respuestas están fundamentalmente equivocadas. Lo primero de todo, la mayor parte de los armenios que sobrevivieron a las masacres y deportaciones lo hicieron con la ayuda de la gente de su entorno, ya fueran turcos o kurdos. Y sí, aunque las mujeres supervivientes pudieran haber sido casadas con otras personas y los niños huérfanos o pobres trabajasen en el campo a cambio de cobijo, había a muchos de estos benefactores a los que simplemente no les movía otra motivación que su deseo de proteger a gente inocente.
Lo segundo, a un nivel puramente moral, es el completo fracaso moral de no ser capaz de agradecer, respetar y honrar a aquellos que tomaron la decisión de hacer lo correcto y asumieron riesgos personales importantes en el proceso. Decir que uno hará sólo lo que es moralmente correcto cuando otra persona lo haga socava y destruye totalmente la moralidad que se está pidiendo desde un principio. Un acto es moral y valioso en sí mismo, no porque sea necesario otro acto a cambio.
Tercero, honrar a estos turcos no arrebata o disminuye la profundidad del dolor y el alcance de la muerte de cientos de miles de armenios que perecieron durante el turbulento colapso de un imperio. Muy lejos de ello, permite que su sufrimiento sea una parte de una historia humana común que puede ser compartida, llorada y recordada hoy no sólo por los armenios, sino por el mundo entero incluyendo a los turcos. Esto asegura que la historia no se mantenga viva sólo en la memoria colectiva de un grupo particular en conflicto con otro, sino un episodio que puede ser nuestro y que podemos procesar juntos.
En la actualidad los activistas armenios parecen más resueltos a comunicar sus penas y pasados a cualquiera excepto al público turco. Sin embargo, no se dan cuenta de que a menos de que el público turco sea testigo su dolor e inste a su gobierno a actuar, nunca ningún gobierno turco va a tratar el tema de 1915 y cualquiera que sea la cantidad de legislaciones aprobadas en los parlamentos del mundo jamás nos acercará a la absolución y el reconocimiento. Sus torpes esfuerzos encuentran su mímesis en los excesivamente exaltados activistas turcos, que prefieren la demonización y juicio de un grupo entero de personas exigiendo que se enfrenten al pasado y a la vez rechazándolo vehementemente.
Ahora es el momento en el que hay que traer la conversación a Anatolia, no a Washington o París, y encontrar la manera de hacer que ese Pasado sea una parte integral de la historia de esta tierra. Y a la vez, honrar a los turcos que salvaron a armenios sería un gran paso adelante. Esto ayudaría a despolarizar una discusión que se ha ido a los extremos y ayudarnos a descubrir el poso de humanidad que todos compartimos.
Por favor, visita el pequeño blog en el que reúno este tipo de historias y comparte otras que conozcas o hayas leído (en inglés): http://www.projectcommonhumanity.net
En la entrada de hoy voy a referirme brevemente a algunas cosas relacionadas con Turquía que me gustaría compartir con los lectores de este blog, que no son muchos.
El nuevo edificio del archivo otomano.
El TOKI, o Ministerio de Vivienda y Urbanismo turco (no sé si esta es la traducción exacta), terminará este año el nuevo edificio que servirá para reunir el Archivo Otomano, que consta de unos 100 millones de documentos siendo así el más grande del mundo, y que antes estaba repartido en cuatro sitios diferentes. El archivo – que en otomano se llamaba Hazine-i Evrak/خزینه اوراق, literamente «tesorería/almacén de hojas» – empezará a funcionar en su nuevo emplazamiento a finales de este año, con la intención de que estudiantes e investigadores de todo el mundo puedan utilizar más fácilmente esta fuente de información, que por la extensión del imperio contiene trozos de la historia de lo que hoy en día son 40 países, es por ello además un archivo bien conocido no sólo por los historiadores turcos sino también por los extranjeros.
Está diseñado para durar miles de años y resistir todo tipo de desastres, incluyendo terremotos o incluso ataque nucleares, químicos o biológicos. Contará además con una sala de investigación con capacidad para 350 personas, un instituto de investigación, una biblioteca y museo, una unidad de archivos digitales, otra de restauración de documentos dañados y otra de publicación y divulgación, un centro de congresos con capacidad para 2000 personas, oficinas gubernamentales, sala de exhibiciones y un estacionamiento cubierto. Asimismo, el edificio estará completamente climatizado para preservar los documentos en la mejor condición posible.
Curiosidad: Sinán sin cabeza.
A través de los blogs de Jenny White y el de Irtiqa me he enterado de una noticia un poco antigua pero interesante. Según lo publicado en el Hürriyet Daily News, Selçuk Mülayim profesor de la Universidad de Mármara piensa que la cabeza del arquitecto Sinán, conocido por obras arquitectónicas tan importantes como la Mezquita de Solimán (Süleymaniye) de Estambul, podría haber sido separada del cuerpo en el año 1935 para medir las dimensiones de la calavera y determinar si Sinán era turco o no y que nunca fue devuelta a su lugar original. Ilber Ortayli piensa que es falsa -cosa que no me extrañaría habiendo visto otros artículos sobre temas históricos publicados en este periódico – y que daña la memoria del arquitecto, pero no deja de ser una historia cuanto menos curiosa y que se narra con más detalles en este artículo en inglés.
Operación triunfo kurdo en TRT6: Strana Xwe Beje (Canta tu canción)
El otro día descubrí por casualidad que el canal gubernamental en lengua kurda, TRT6, iba a empezar un programa tipo operación triunfo. En este mes han tenido lugar las audiciones y el programa empezará en febrero, con un funcionamiento parecido al programa español ya mencionado, y el premio es un piso en Estambul. Me gustaría poder verlo, pero en mi casa no cojo TRT6 así que intentaré seguirlo un poco por internet aunque no me entere de nada, ya que esté canal emite en kurmanji, soraní y zaza (las tres grandes lenguas kurdas). La página web oficial del programa es aún un poco básica y por ahora sólo tiene un par de vídeos, pero la podéis encontrar aquí: http://www.stranaxwebeje.com/
Os dejo aquí el vídeo de las audiciones de Ankara:
Genç Mustafa (El joven Mustafá): la novela gráfica
Sino fuera poco con la polémica que ha protagonizado la serie Muhtesem Yuzyil que narra la historia de amor entre el sultán Solimán el Magnífico (conocido en Turquía como el Legislador) y Hürrem – conocida en España como Roxelana – además de todos los líos del harén y la diplomacia del momento, ha salido a la venta hace poco una novela gráfica titulada Genç Mustafá (el joven Mustafá) que trata de retratar entre ficción y realidad los años de Atatürk en la escuela militar a través de distintos puntos de vista, contando con cuatro narradores: Yo, el editor; Yo, un sargento; Yo, Alí Fuat; Yo, Mustafá – quizá imitando un poco la forma de contar la historia en Me llamo Rojo de Orhan Pamuk, pero esto es una observación propia. Sería el primer tomo de una colección de 20, si mal no recuerdo, en el que se contaría toda la vida de Atatürk.
Me enteré a raíz de un debate que hubo, si mal no recuerdo, en NTV ya que dicha obra ha sido denunciada por uno de los parlamentarios de CHP, Sahin Mengü, ante el Ministerio Fiscal, no entiendo muy bien por qué. En dicho debate, en el que participaron el escritor de los diálogos, el parlamentario y el Prof. Ahmet Kuyas, lo único que quedó claro es que el libro en cuestión realmente no tenía nada en su contenido digno de ser denunciado ya que como dijo el profesor Kuyas, es un libro muy acorde con la ideología de la República y la historia oficial. Sin embargo, Mengü aducía que es que la gente podría tomárselo como una obra histórica verdadera y que se podría formar ideas equivocadas, a lo que el profesor muy bien le contestó que si a partir de ahora los libreros iban a tener que pedir diplomas antes de vender el libro (lol).
El caso es que me fui a la librería DOST del centro al día siguiente a comprarme la novelita en cuestión, y la verdad es que no merece la pena. A nivel gráfico está chula, pero no llama tampoco demasiado la atención, en cierto modo creo que le falta originalidad. La historia está interesante, pero es una exaltación continua de Atatürk, cosa que no me parece mal, pero por lo que el autor – Yalin Alpay un niño prodigio turco de 30 años y que ha trabajado con Halil Inalcik e Ilber Ortayli – daba a entender en la entrevista era una obra muy investigada y se había leído no-sé-cuántos-libros por lo que pensé que el contenido sería más novedoso y mejor organizado, pero además quizá de la falta de originalidad en el apartado gráfico y en el de la historia (aunque trata aspectos menos conocidos de la vida de Mustafá Kemal, como sus actividades subversivas durante su etapa estudiantil), le falta también algo de fluidez a la historia y que esos puntos de vista desde lo que narra la historia sean más variados. Por ejemplo, en la parte en la que el narrador es Alí Fuat, la verdad es que pudiera haber sido cualquier otro porque el narrador se anula mucho a sí mismo.
Al final, no me ha dejado buen sabor de boca, quizá más porque creé unas expectativas que no se cumplieron que por la novela gráfica en sí. Sinceramente, no tengo intención de comprar los 19 siguientes (o los que sea que se publiquen). Podéis visitar el sitio oficial de la novela haciendo click aquí, está puesto allí el vídeo del debate sobre la obra.
Precioso «Sema» en la inauguración de las Universiadas en Erzurum.
Un espectáculo muy bonito basado en la ceremonia «Sema» con un poema de Mevlânâ traducido al turco recitado de fondo.
Morena me llaman, pero yo blanca nací (x2)
De pasear galana mi color perdí (x2)
Morena me llama el hijo del rey (x2)
Si otra vez me llama, yo me voy con él (x2)
Morena me llaman los marineros (x2)
Si otra vez me llaman yo me voy con ellos (x2)
Dízime galana si quieres venir (x2)
los velos tengo fuertes no puedo venir (x2)
Perdonad que tarde tanto en actualizar el blog, pero sigo sin ordenador y sin tener un rato para sentarme tranquilamente y escribir. Tampoco tengo tiempo para mirar mi Google Reader en profundidad y creo que me estoy perdiendo un montón de artículos interesantes que leer y comentar aquí. En todo caso, encontré este artículo sobre el único pueblo armenio que queda en Turquía y pensé que os podría interesar.
Estoy ya un poco cansada porque es tarde (2.43 por mi reloj), así que si veis algún fallo en la traducción espero que me lo perdonéis y lo corrijais :).
¡Allí en la lejanía hay un pueblo! Ese pueblo es la única localidad armenia de Turquía. Vakfılı se encuentra en el distrito de Samandağı en Hatay. Allí, se practica la agricultura sin agentes químicos, es decir, se cultivan productos orgánicos.
Y es el único sitio que lo hace. También es un lugar histórico fundado antaño, y poco han cambiado los habitantes de este lugar, siendo el último pueblo armenio de Turquía.
Sunníes, alevíes, árabes alevíes, árabes ortodoxos, judíos y turcos han convivido como hermanos en la ciudad de Antakya durante muchísimos años, y también otra comunidad, la armenia. A la sombra de árboles centenarios, en las faldas de la Montaña de Moisés (Musa Dağı) se fundaron unas pequeños y pulcros pueblecitos. Su nombre es Vakıflı y está ligado al distrito de Samandağ, su historia es muy antigua. Juzguen uds. mismos, puede que hace 2000-3000 años, 1800-1900 según fuentes conocidas… Asimismo, las construcciones existentes en la localidad reflejan la cultura y creencias de sus habitante. Un ejemplo de esto es la iglesia, que data del siglo XIX y que fue restaurada en 1997. A las afueras del pueblo se encuentra un cementerio que es la prueba de que durante siglos en Vakıflı sólo han vivido armenios.
Mientras paseamos por sus calles nos encontramos en el jardín de la iglesia, al que entramos para descansar, con Kuhar Hanım, quien nos dice «Esta vez, antes de que usted nos pregunte «¿De dónde llegastéis a este pueblo?» y tal, nosotros se lo vamos a preguntar a usted» y explica a modo de resumen que no han venido de ningún otro sitio y que son naturales de este lugar desde siempre. Se une a nosotros en nuestro paseo por Vakıflı el jefe del pueblo, Berç Kartun, que nos da algunas informaciones breves sobre los que viven aquí y su población.
Hay 2.000 armenios en la localidad de Vakıflı.
En la década de los 40, dicha localidad tenía el mayor número de habitantes de la región. Sin embargo la oleada de emigración que empezó en los 60 hizo que su población disminuyera. También se fueron muchos a las grandes ciudades para estudiar. En 1964 desciende hasta los 300 habitantes, y siguió perdiendo población en los 70 y los 80. Incluyendo a los que están en Estambul y Europa hay 2.000 personas registradas en Vakıflı. Los que están lejos aprovechan cualquier oportunidad para descansar y darse un respiro en la localidad. La festividad de la Virgen María reunió a todos los habitantes de Vakıflı. En la actualidad, la población es de 1.000 personas, y muchos pasan sus vacaciones en el pueblo. Ohannes Silahlı, que vive enfrente de la iglesia, es uno de ellos. Es un consultor financiero y trabaja en İskenderun. Ha venido a Vakıflı a pasar dos semanas y visitar a su madre, y le encanta venir los fines de semana y descansar. Canik Çapar de 70 años y retirado, uno de los que tuvo que emigrar, pasa con su familia, cada primavera, sus vacaciones anuales.
Vakıflı es la única y última localidad armenia sin mezcla.
La importancia de esta población a 30 km de Antakya no reside en su historia o su arquitectura, sino en ser, fuera de Armenia, el único pueblo armenio sobre la faz de la tierra. En realidad, hasta 1938 había 6 pueblos más alrededor de la montaña de Moisés (Musa Dağı) acompañando a Vakıflı. Sin embargo, debido los desarrollos políticos tras la I Guerra Mundial y a que Hatay, que estuvo bajo control francés, fue devuelta a Turquía en 1938, los armenios que vivían en la región hicieron lo que prefirieron. Algunos emigraron a Siria y decidieron empezar allí una nueva vida. Los habitantes de Vakıflı en su mayoría eligieron ser ciudadanos de la República de Turquía. Claro, que también hubo algunos que se marcharon. En toda familia hay algún familiar, amigo o esposo que falta. Se marchó el padre o la madre de alguien, o su tío… Pero los armenios que no se marcharon vivieron durante años en las tierras que consideran su patria. Por ejemplo, la tía Aracsi, que nos ha invitado a té en su casa, y que tiene 78 años, es una de ellos. Con 6 años se separó de sus padres. Aunque era muy pequeña, no quería abandonar este pueblo. Sus padres se la dieron en adopción a su tío, que no tenía hijos. Durante años no pudieron verse. Sólo podían llamarse por teléfono y peguntar. Hables con quien hables en esta localidad, parece que sólo cambian los nombres, ya que salen muchas historias muy parecidas entre sí en sus vidas.
Ser armenio tiene cosas buenas y cosas malas…
Estando en un pueblo armenio es imposible no preguntar por sus problemas. Ohannes Silahlı, que ha venido el fin de semana a visitar a su madre Aracsi, estudió en el colegio armenio de Estambul junto con Hrant Dink. Pero, tras acabar el colegio, volvió a Hatay y se estableció en İskenderun, donde empezó a trabajar. «¿Tuviste dificultad a la hora de encontrar trabajo?«, le preguntamos. «Al contrario, ser armenio me facilitó mucho encontrar trabajo. La gente piensa que los armenios somos honestos y personas de confianza. Por esto, a dondequiera que fuera encontraba trabajo«, nos dice. «No es que no haya situaciones diferentes a esta. Por ejemplo, el yerno de Avadis Dede, Canik Çapar se encontró con muchas dificultades en su trabajo. Debido a lo que le ocurrió, renunció a su nacionalidad y se nacionalizó alemán«.
No hay productos químicos en la tierra, los productos son orgánicos.
Vakıflı es la única localidad registrada en Turquía en la que se cultiva sin productos químicos y se producen naranjas y otros cítricos orgánicos. Prácticamente no hay ningún viñedo ni árboles frutales que no produzcan frutos orgánicos. Por todas partes hay árboles que dan mandarinas y naranjas. Todo el mundo dice «Las nuestras están más ricas«. Por esta razón, la Unión de Exportadores de Turquía le concedió un premio a la localidad. En el pueblo se cultivan productos orgánicos en un total de 650 acres. En 2004 ganó un millón de euros en ingresos resultantes de la exportación. Aunque las cosas ya no son como antes, debido a que no pueden encontrar a ningún comerciante que las compre. Compran muy barato. Por ello estos últimos años han dejado de obtener certificados. Ahora, a pesar de ser una cosecha orgánica el comprador los puede comprar por precios a partir de 30 kuruş.
Artículo tomado del periódico Taraf, original aquí.
TUĞBA TEKEREK. 02.11.2010.
Un profesor dando clase de lengua kurda
En el listado de cursos, los de kurdo y armenio encuentran su espacio entre los de francés y tango.
ESTAMBUL.-Por fin, en el listado de cursos el kurdo y el armenio comparten espacio con el francés y las clases de tango. Asimismo el perfil de estudiante de kurdo en Estambul está cambiando de una forma increíble. La fundación en que se imparten las clases de estos dos idiomas, la Geoaktif Kültür ve Aktivizm Merkezi que abrió sus puertas hace dos años, es una fundación especializada en danzas griegas. Entre las clases de idioma que se abren este año podemos encontrar clases de persa, griego, zaza, laz, además de kurdo y armenio. Cemal Atila, el administrador de Geoaktif y profesor de kurdo y zaza en esa misma institución, afirma «Vivimos juntos desde hace cientos de años, pero ni las personas políticas ni las apolíticas se interesan por la cultura.»
Atila nos cuenta que uno de los eslóganes que han utilizado para darse a conocer ha sido «Vatandaş Kürtçe konuş«* («Compatriota, habla kurdo«), además añade «Dí clase de kurdo a dos reporteros japoneses que después le hicieron un reportaje a Barzani. Sin embargo, aún no me he encontrado con ningún periodista turco que quisiera aprender kurdo». Explica además que los cursos están muy solicitados, y no por motivos políticos sino para cubrir necesidades de la vida diaria, y lo ilustra con un ejemplo: «Tengo una alumna que sospecha de su marido y quiere aprender la lengua para entender de qué habla con sus parientes.»
El armenio, por primera vez.
En el mes de octubre empezará el segundo curso en el Kumbara Sanat Merkezi en el que hay cursos de español y fotografía además de armenio y kurdo. El administrador del centro, Ahmet Saymadı, explica que la mitad de los alumnos del centro vienen a aprender su propia lengua materna y la otra mitad a proteger y conservar la cultura con la que conviven. Este curso de armenio en Kumbara Sanat es el primero en Turquía, y entre sus alumnos se encuentran académicos que estudian la historia y cultura armenia.
* «Vatandaş Türkçe konuş» fue un eslogan político popular que significa «Compatriota, habla turco» y tras el cual se esconde un clima violento de represión lingüística y cultural. Esta polémica frase dejó de utilizarse hacia los años sesenta. Para los que sepáis turco, os dejo un corto artículo que podéis encontrar aquí. Para llamar la atención se ha utilizado un eslogan parecido, lo cual, en mi opinión, demuestra un distanciamiento del pasado y una mirada abierta y provocadora al futuro :-).
Si alguno de vosotros estáis en Estambul y quisiérais participar en alguno de estos cursos, os dejo aquí la dirección de la escuela:
Geoaktif Kültür ve Aktivizm Merkezi
Atıf Yılmaz Caddesi No: 16 Kat: 4 – 5
Taksim – İstanbul Tel: 0212 – 244 85 63
E-Mail: bilgi@geoaktif.com
Web: http://www.geoaktif.com
Hoy he vuelto a ver una película que vi hace tiempo y que me gustó mucho. El título original es «İki dil, bir bavul» («Dos lenguas, una maleta«). Trata sobre un maestro de escuela turco proveniente de la ciudad de Denizli, ubicada en el desarrollado oeste de Turquía, que tras terminar la carrera es destinado a un pequeño pueblo del este del país, donde no hay ninguna de las comodidades a las que está acostumbrado: no hay agua corriente, la electricidad va y viene… Y por si eso fuera poco, sus alumnos sólo hablan kurdo por lo que la comunicación con ellos es prácticamente imposible. Puesto que el sistema educativo en Turquía sólo es en turco, en un año ha de enseñarles el idioma y a leer y a escribir, suponiendo esto para él un verdadero reto para el que no está preparado. ¿Conseguirá el profesor enseñar turco a sus alumnos y entenderse con ellos?
La película retrata dos situaciones al mismo tiempo, una la alienación del profesor en un medio que desconoce y rodeado por una lengua que no entiende, y que le hace sentirse como un extranjero en su propio país; por otro, la vida de los niños en el medio rural y sus dificultades a la hora de aprender turco en la escuela. El profesor tiene que empezar enseñando a los niños lo más básico e intenta obligarlos a que hablen siempre en turco en clase para que vayan aprendiendo, haciendo los más mayores, en ocasiones, de intérpretes improvisados para los más pequeños. Asimismo, involucra a los padres en la educación de sus hijos, hablando con ellos y pidiéndoles que animen a los niños a hablar en turco en el aula, les ayuden con los deberes y que procuren que asistan a clase todos los días.
En general, la película trata del encuentro entre dos formas de vida bastante diferentes entre sí, la del oeste urbanizado y desarrollado, y las duras condiciones de vida del este de Turquía rural y notablemente menos desarrollado. El maestro llega con muy buenas intenciones y con la mente muy abierta, pero las circunstancias a veces le superan, reflejándose esto en las llamadas que hace a su madre, la única con la que puede compartir lo duro de su experiencia y lo cuesta arriba que se le hace muchas veces su trabajo y las circunstancias en que lo tiene que llevar a cabo.
Por otro lado, los habitantes del pueblo acogen muy bien al maestro, le respetan y le ayudan en todo lo posible, es especialmente reveladora una conversación que mantiene el profesor con el padre de uno de los niños en el que relata cómo, a pesar de en un principio no ser consciente de la cuestión turca-kurda, vivió el racismo en sus propias carnes cuando, al decir que una de las lenguas que hablaba era el kurdo, se rieron de él y le dijero que «cómo podía considerar al kurdo como una lengua«. Intenta así hacer comprender al joven maestro la situación lingüística que ellos viven y como el turco es para ellos una lengua extranjera que los niños muchas veces no aprenden bien. Por su parte, el maestro representa muy bien a las nuevas generaciones más abiertas, y que le da la razón al señor kurdo («»Eso estuvo mal» le dice) y simpatiza con su situación.
No es una película política, pero sí da mucho que pensar y puede resultar un poco controvertida, especialmente en un país como Turquía donde la cuestión de la educación en lenguas que no sean el turco es aún muy discutida, y donde las identidades de las minorías aún no están reconocidas [durante la película vemos como tienen que decir todas las mañanas el juramento que empieza diciendo «Biz Türküz» (Somos turcos)]. También me dio que pensar sobre la propia historia de nuestro país, cuántos maestros no vivirían en regiones vasco-parlantes, por ejemplo, y vivirían situaciones muy similares; quizá gracias a ellos el castellano se ha convertido en la lengua que usamos para entendernos, pero también la educación en sólo un idioma… ¿a cuánta gente no habrá alienado? y lo que también es importante ¿con cuántas lenguas no habrá acabado? Esto también creo que nos tendría que dar mucho que pensar, y no sólo a los españoles sino también a nuestros hermanos hispanoamericanos.
Podéis descargar la película con subtítulos en castellano aquí.