azrael

Ilustración tomada de «Pollo con Ciruelas» de Marjane Satrapí.

— ¿Conoces a Azrael? Ya sabes, ¡el ángel que se lleva la vida de las personas!
— ¡Sí!
— Pues ese Azrael un día pidió a Dios que le diera vacaciones. Le dijo: «Estoy cansado, ¡que por un tiempo trabaje otro en mi lugar! ¡Voy a descansar!». Dios le concedió una excedencia de diez años y Azrael recorrió el mundo, gustándole Estambul más que cualquier otro lugar… Y quiso establecerse allí. Llegó al barrio de Fatih bajo la apariencia de hombre de mediana edad y abrió una tienda utilizando el nombre de Hacı Mehmet Ağa. No habían pasado ni dos meses cuando ya se había ganado la simpatía de los vecinos, que le dijeron: «Nos caes muy bien, vamos a casarte». Sin darle oportunidad para decir «¡Parad! ¡No lo hagáis!», ya lo habían casado. No había pasado ni un año cuando tuvo un hijo. Su esposa era conflictiva, una criatura con la que no se podía convivir, y Azrael acabó hasta las narices. Iba a abandonarla e irse, pero le daba pena su hijo. Finalmente, su hijo cumplió diez años y se acabó la excedencia de Azrael. Al irse, llevó a su hijo a un rincón y le dijo «Me voy, no aguanto la maldad de tu madre. ¡Pero te voy a hacer un favor! ¡Anuncia que eres médico! Ve a donde sea que haya un enfermo, y me verás allí. Si estoy a los pies de la cama, el enfermo se curará, dale dos gotas de agua como si fuera medicina. Si estoy en la cabecera de la cama, entonces es seguro que el enfermo morirá. Pronuncia tu diagnóstico de acuerdo con esto. ¡Nadie podrá verme excepto tú!». Y se marchó. El muchacho, siguiendo el consejo de su padre, anunció que era médico…

Murat, cada vez que salía la palabra «médico», sonreía mirando a Yordanidis:

Al final, el joven que no entendía bien el turco preguntó en francés:
— ¿Qué es lo que pasa?
No te preocupes, nos estoy protegiendo.
Charlot:
— ¿Y después? dijo.

– Después el joven se convirtió en un médico famoso. Al empezar a curar a los enfermos para los que no había esperanza y anunciar la muerte de algunos que parecían no tener gran cosa, se hizo famoso en el mundo entero. Un día enfermó la hija del sultán. El sultán hizo llamar al médico y le dijo: «Dicen que puedes curar a los enfermos más graves con dos gotas de agua. Si no puedes curar a mi hija, te juro por Dios que te cortaré la cabeza». El muchacho entró en la habitación de la muchacha, miró, y vio a su padre en la cabecera. Empezó a suplicar… Sin embargo, Azrael, que tenía órdenes de Dios, decía «¡No hay remedio!» a la vez que negaba con la cabeza. El médico salió un momento. Volvió a entrar y, cuando no había pasado ni tan sólo un minuto, se formó un escándalo fuera. Al preguntar Azrael «¿Qué está pasando?», el médico asomó la cabeza por la puerta. Después, se giró hacia Azrael y le dijo: «No pasa nada, papá. ¡Mi madre se ha enterado de que estabas aquí y quiere entrar!». Nada más escuchar esto, Azrael se escapó saltando por la ventana. Dicen que la hija del sultán todavía vive.

Kemal Tahir – Las gentes de la ciudad Libre
İthaki Yayınları, p. 254-255

KEMAL TAHİR

Kemal Tahir Demir (13 de marzo de 1910 – 21 de abril de 1973) es uno de los novelistas más prolíficos de la literatura turca. Intentó para adaptar el marxismo a la sociedad turca intentó comprenderla bien, transmitiendo lo que había aprendido a los lectores a través de sus novelas. Nació en Estambul, siendo su verdadero nombre İsmail Kemalettin Demir. Su padre era uno de los mejores amigos del sultán Abdülhamit, el Capitán Tahir Bey; su madre era Nuriye Hanım (llamada Hubser en el palacio), una de las criadas de Naile Sultán, hija de Abdülhamit. Debido a los destinos de su padre, empezó su educación en diversos lugares del Imperio Otomano, continuándola en el Liceo Galatasaray cuando su familia se establece definitivamente en Estambul. Dejó los estudios y fue pasante en un despacho de abogados de Estambul, y más tarde fue depositario en una mina de carbón de Zonguldak. Su prosa destaca por el uso del turco propio de Anatolia central.

© Traducción: Renata Vázquez Santamaría, 2017

Enciclopedia del Mundo Islámico

Enciclopedia del Mundo Islámico

Si hace un par de días anunciaba que los artículos de la Enciclopedia del Islam turca estaba todos disponibles on-line, la Enciclopedia del Mundo Islámico (دانشنامه‌ی جهان اسلامی) iraní permite consultar y decargar los artículos ya publicados (aún se está escribiendo) de su página web, así como algunos de los que están preparados y pendientes de publicación. También permite la búsqueda temática más abajo, con categorías como Historia (تاریخ) o Cultura y Civilización (فرهنگ و تمدن) entre otras.

La Fundación de la Enciclopedia del Mundo Islámico una organización sin ánimo de lucro cuya andadura comenzó en el año 1983. Su objetivo es compilar artículos sobre el Islam e Irán, comprendiendo temas tan variados como el conocimiento coránico y de los hadith, jurisprudencia, teología, cultura y civilización islámica e iraní, o literatura desde sus inicios hasta nuestros días. Además de la Enciclopedia del Mundo Islámico, se publican otros tipos de trabajos relacionados con el mundo de la cultura.

Para acceder a los artículos, que se encuentran disponible única y exclusivamente en lengua persa, sólo tenéis que hacer click sobre el siguiente enlace: http://www.encyclopaediaislamica.com

ImagenPara la nueva edición turca de su novela titulada El Libro Negro, Orhan Pamuk ha escrito un nuevo epílogo que ha sido publicado, de forma resumida, a fecha de 11 de octubre de 2013 en la sección de literatura de la edición online del periódico turco Radikal que podéis encontrar aquí.

¿Cómo escribí El Libro Negro?

Publiqué El Libro Negro en 1990, cuando contaba con 38 años de edad. Este libro es el producto de un período de dejar volar la imaginación y de trabajo intenso en el que no me dedicaba a otra cosa que no fuera la literatura. Cuando estaba terminando el libro me sentía, desde muchos puntos de vista, como mi protagonista, Galip. Estaba cansado, pero estaba seguro de que mi novela era distinta, extraña y peculiar.

Después de un trabajo de tres años, en noviembre de 1988, cuando me faltaba poco para terminar el libro, escribía sin parar encerrado en un apartamento vacío en lo alto de un edificio de diecisiete pisos en Erenköy. Mi mujer estaba en Estados Unidos; nadie sabía mi número ni me llamaba. Estaba muy solo, y la mayor parte del tiempo no me quejaba de ello. De hecho, mis pocos amigos, los editores que querrían que escribiese artículos de revista o periódico o cosas parecidas, estaban lejos de poder apartarme de mi libro y de las aventuras de Galip. Aparte de mis amigos-parientes lejanos (Ömer y Sibel) que vivían en el mismo gran apartamento y que a veces amablemente me preparaban la cena no veía a nadie, y, como todas esas veces en las que me encerraba en un libro y felizmente olvidaba el mundo, estaba muy contento de no ver a nadie.

Pero, por alguna razón, no podía terminar el libro en aquel rincón en el que me había encerrado. Escribí El Libro Negro durante un espacio de tiempo de cerca de cinco años, y como siempre me esforcé mucho por escribir bien.

El que mientras escribía la novela en el edificio vacío y solitario de Erenköy no llegase el final del libro, junto con el placer de escribir y de la soledad hizo que, con un sentimiento raro de infelicidad y miedo, me empezase a asemejar poco a poco a mi personaje Galip. Como Galip, que al buscar a su mujer sin poder encontrarla en Estambul se encuentra de paso con cosas inesperadas, debido al sentimiento de pérdida e infelicidad que habitaba en su interior no podía disfrutar de todas esas maravillas, ni de los túneles subterráneos, ni de Türkan Şoray* y sus parecidas, ni de las columnas de revista que leía, yo también sentía que escribiendo y ampliando las delicias del libro que me hacían feliz me llegaban a lo más profundo. Por por algún motivo no podría darle fin a mi novela con un sentimiento de triunfo.

Después de un tiempo me encontré, como Galip, completamente sólo en el lugar que escribía. Dejé de arreglarme y afeitarme todos los días. Recuerdo que una tarde caminaba como una aparición por los callejones de Erenköy calzando unas deportivas viejas y agujereadas, con una boina en la cabeza, y con un chubasquero con los botones arrancados puesto, llevando en la mano una bolsa de plástico en malas condiciones. Miraba a las ventanas de los primeros pisos de las casas, a las vitrinas de los establecimientos y restaurantes imaginando otras vidas. Entraba en un restaurante o bufé cualquiera, y mirando huraño al interior, llenaba el estómago. Me acuerdo que un día mi padre, que me visitaba una vez cada dos semanas y me llevaba a comer, preocupado por que me ocupara de mi novela como si fuera una guerra, por la suciedad y la dejadez del apartamento en el que vivía, por mi aspecto de perdedor y porque no estaba pudiendo de ningún modo terminar mi libro, me dio un consejo y me dijo «Cuida de ti mismo, sal un poco de este mundo».

***

La primera idea de El Libro Negro, es decir la idea de escribir un libro que abarque la poesía de las calles de mi infancia y la anarquía e historia que había tenido lugar en Estambul, existía en mi cabeza desde el final de los años 70. En un cuaderno que comencé a escribir en el año 1979, hablé de un intelectual que se escapaba de casa a los 35 años, del largo fin de semana que había pasado, y al mismo tiempo de un partido de fútbol de la selección nacional que se jugaba en Estambul y que acababa en tragedia nacional, de los cortes de electricidad y de las calles de Estambul, con un aire a las pinturas de Bruegel (nieve) y de Bosch (los demonios), del Mesneví**, el Shahname*** y los cuentos de las Mil y Una Noches.

Cuando estas primeras ideas se desarrollaban en mi mente aún no había publicado mi primer libro, Cevdet Bey e hijos****; pero como protagonista tenía en mente un pintor, y concebía un libro titulado «La miniatura destrozada». Juntaba varias cosas al mismo tiempo, el caos y el ruido interminables de Estambul, sus intelectuales, las fiestas a las que asistían estos intelectuales, sus reuniones familiares, los entierros, los comentaristas de un partido de fútbol, un concurso de belleza; y como siempre, era más feliz con estas ideas y fantasías de la novela que tomaría el nombre de El Libro Negro que con las novelas que me encontraba escribiendo por aquel entonces (una novela política a medio hacer, La casa del silencio, El castillo blanco).

Por esa época viví un día que influenció la idea y estructura de libro. En el año 1982, en un ambiente de fuerte represión política y poco antes de que se presentase a referéndum la nueva y opresiva constitución elaborada dos años después del golpe militar de Kenan Evren en 1980, me llamó mi primo y me dijo que un canal de televisión noruego buscaba intelectuales dispuestos a criticar la constitución propuesta delante de las cámaras, y me dijo que no conocía a nadie con valor para hacerlo. ¿Le podía echar una mano?

***

Después de un gran esfuerzo, no esperaba que la novela que había terminado, y que había venido de la mano de una crisis existencial, se vendiera mucho o fuera muy popular. Además, su primera editorial, Can Yayınları, tampoco había hecho ninguna presentación especial. Pero si me preguntas, la novela gustó a los lectores por hablar de lo diferente y la novedad, y también de una vida que nos resulta conocida. Sin apoyo de los medios ni campaña de publicidad El Libro Negro se abrió su propio camino y el número de mis lectores en Turquía se multiplicó por tres. La novela suscitó polémica y abrió debates sobre la lengua de la novela, lo raro del tema y la dificultad que presentaba entenderla. Mi amigo el profesor Nüket Esen Kara reunió los escritos más interesantes, provenientes de los círculos literarios internacionales, relacionados con la novela en un volumen titulado Kara Kitap Üzerine Yazılar (Escritos sobre El Libro Negro). En uno de ellos, un crítico inglés de lengua afilada escribió en tono jocoso que un libro tan aburrido sólo podía gustar y ser leído por los franceses y que los noruegos le darían premios famosos. Esta profecía se cumplió doce años más tarde de una forma muy acorde con el alma del libro. El Libro Negro, que ha sido traducido a cerca de cuarenta idiomas, en el país que más ha gustado es Francia, y el presidente del jurado del premio Nobel declaró justo después de anunciar el premio de 2006 que era esta novela la que más les había impresionado.

Ahora entiendo lo feliz que era por poder fumar tanto como quisiera mientras escribía la novela, y por poder deleitar mis oídos con el silencio de Estambul (las jaurías de perros que ladraban a lo lejos, los crujidos de los árboles, los coches de policía, los camiones de la basura, los borrachos) hasta las cuatro de la mañana en aquellas noches en las que me encontraba terminando la novela. Vivía esta felicidad, aquellas medias noches hasta el amanecer, con el miedo y el placer de perderme dentro del secreto de la novela, que me estaba cerrado muchas veces, y en un vertiginoso cansancio intangible.

Como sabía muy bien que no podría comprenderlo ni solucionarlo no quise entrar durante mucho tiempo en el tema del significado, miedo y consistencia de este misterio, en esa zona peligrosa por la que muchos me preguntan con algo entre sospecha y curiosidad. Entretanto, estamos preparando un librito titulado Los Secretos de El Libro Negro.

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* Türkan Şoray: Es una famosa actriz turca consideraba como el icono de la industria de cine local de los años 60 y 70.

**Mesneví: Es una obra de Mevlana Jelaleddin Rumí de seis libros de poesía en los que enseña a los sufíes a alcanzar la unidad con Dios.

***Shahname: Es el poema épico iraní por excelencia. Compuesto por Ferdowsí, narra la historia de Irán desde la creación del mundo hasta la conquista musulmana. Muchos episodios mitológicos narrados en esta obra son conocidos en todo el mundo turco-iranio.

****Cevdet Bey e hijos: Primera novela de Orhan Pamuk publicada en 1982 y que se acaba de traducir al castellano que narra la historia de tres generaciones una familia desde los últimos tiempos del Imperio Otomano hasta los años 70. En turco se titula Cevdet Bey ve oğulları.

Al límite de la fe

Este fue el libro que me introdujo a la obra del premio Nobel V.S. Naipaul. Lo compré por casualidad, me llamó mucho la atención su temática y decidí darle una oportunidad, no sabiendo si sería de mi agrado o no. Lo cierto es que me sorprendió positivamente.

Primero, hemos de tener en cuenta que Naipaul es conocido por sus tendencias políticas que aunque no son necesariamente anti-musulmanas si es verdad que tiende a considerar a dicha religión como una religión extranjera en su India ancestral, y también en el mundo no árabe en general. Esta sería la premisa del libro: los pueblos conversos son los pueblos no árabes que se encuentran entre dos tradiciones: la nativa (ancestral y local cuyo origen se remonta al origen casi de los tiempos) y el Islam (novedosa y extranjera) y como ambas se interrelacionan y modifican la forma de vida de la sociedad.

Esta idea no surge de una idea preconcebida del Islam, sino que está muy relacionada con la propia vida del autor: aunque nacido en Trinidad, el pasado indio e hindú estaba muy presente en la vida de la comunidad india, encontrándose en medio de una cultura diferente pero a la vez preservando un pasado remoto lleno de historias y lugares sagrados. Así sería el Islam, una religión que incluye unas un bagaje cultural y religioso cuyo origen es muy lejano al lugar en el que viven actualmente muchos musulmanes, como los de Pakistán, Irán o Indonesia. Partiendo de este punto, Naipaul entrevista a personajes de las más diversas creencias y capas sociales de los países que visita, para ahondar en cuál es su pasado histórico y religioso y a qué tradiciones se sienten ligadas y cómo.

En especial, me pareció curioso como ya empieza a observar el poderío de la ideología saudí entre muchos musulmanes de Asia, y cómo eso acaba sustituyendo para algunos el Islam local (con mucha mezcla con creencias anteriores) con un Islam más árabe y desarraigado. La prosa es fantástica y la subjetividad con la que está escrito, llena de pensamientos y opiniones, me impresionó positivamente y me gustó poderme sentir en la mente del narrados, aunque no necesariamente compartiera sus ideas u observaciones. No obstante, es un libro largo y complejo que no se puede leer de una sentada, y al que es mejor dedicarle un tiempo y un espacio tranquilos para poder apreciar todas las historias que se nos cuentan y reflexionar sobre ellas.

Lo recomiendo a las personas que quieran conocer algo más sobre las naciones visitadas por el autor, ya que la narración contiene retazos de las historias de estos países que desconocemos o no tenemos muy claros;y también para conocer algo más del Islam y de las creencias preislámicas, de la superstición y el paganismo. Sin embargo, para quien quiera ahondar en estos temas, es mejor que también busque lecturas «más académicas» ya que esta obra tiene un punto de subjetividad bastante pronunciado.